martes, 29 de enero de 2013

Selecciòn de personal.



 
  “ES QUE YA NO EXISTEN NI PAUTAS NI RUTINAS?
Dado que mi equipo de selectores está gozando de merecidas vacaciones, este Enero 2013, me dediqué - como en los viejos tiempos - a realizar las 1ras entrevistas para una búsqueda de nivel gerencial. Destaco el nivel: Gte. Gral., con remuneración rondando los 35.000 pesos!
Hoy, luego de hacer 23 de esos encuentros, me sorprendo preguntándome: qué está pasando?
Veamos lo que he observado en los postulantes:
Vestimenta/ Presentación personal: La gran mayoría se presentó, francamente desaliñadamente vestidos. No me refiero a la “falta de saco”. Me refiero a camisas arrugadas, fuera del pantalón, algunos hasta en zapatillas!! Barbas desprolijas, etc.

Puntualidad: 10/15 tarde, parece ser la norma. Y además, sin siquiera excusarse!

Comunicación: Me sorprendí escuchando desde relatos sobre intimidades de las luchas políticas y/o negocios “en negro” de los actuales empleadores, hasta la expresa confesión de “solo trabajo por plata” ó “no leí completo su aviso”. Profesionales que no tienen la menor idea sobre como “vender” sus servicios. Se limitan a repetir verbalmente lo escrito en su CV, (destacando reiteradas veces su edad), y a lo sumo, confesando las partes o períodos que han “dibujado”

Estrategia: Creo obvio comentar que NO tienen ninguna “estrategia” para su búsqueda… y menos para manejar una entrevista! Ni por casualidad escuché preguntas sobre el puesto, o la empresa, fuera de la relativa al salario previsto!

LINKEDIN: 100% conocen esta red. Y oportunamente “se anotaron”. Pero… ni completaron estratégicamente su perfil ni saben como aprovecharla!!

Por eso genuinamente me pregunto: Que está pasando en ese nicho de profesionales en búsqueda de nuevas oportunidades?
Por ser frecuente participante de varios grupos de opinión en redes suelo leer innumerables “quejas y lamentos” en contra de quienes nos dedicamos a procesos de búsqueda y selección. Sería SUPER INTERESANTE si colegas opinaran referente a la situación que aquí planteo.
Obvio resulta aclarar que 2 de cada 10 resultan excelentes postulantes, pero… “la mayoría”, marca tendencias? Es solo una pregunta…
Gracias por vuestra lectura y comentarios.”
 
Fuente: Lic. Cristina Mejías.

martes, 22 de enero de 2013

Traumas en la niñez cambian cerebro



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Traumas en la niñez cambian cerebro y predisponen a personalidad impulsiva

 

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El cerebro queda programado para no activar zonas que inhiben violencia y sobreactivar la de los impulsos

Los golpes reiterados, el abuso, la violencia psicológica, el abandono o la muerte de un ser querido tienen una cosa en común: producen miedo en los niños.
Cuando esas situaciones se repiten, pueden transformarse en traumas, los que han sido vinculados con la agresividad en la adultez.
De hecho, no son pocos los casos de personas violentas que tienen antecedentes de infancias adversas. Sin embargo, ningún estudio había podido encontrar un vínculo neurológico directo, hasta ahora.
Una investigación de la Escuela Politécnica Federal de Lausanne (EPFL), en Suiza, demostró que el trauma en la infancia no sólo produce sufrimiento psicológico, sino que provoca cambios a nivel cerebral, los que están relacionados con la conducta agresiva impulsiva en el futuro.
El estudio, realizado en ratas y comparado con resultados previos en humanos, muestra diferencias en la estructura y funcionamiento del cerebro de quienes vivieron un trauma en la niñez y quienes no.
Al enfrentarse a situaciones estresantes, una persona que ha tenido una infancia normal reacciona activando en su cerebro la corteza orbitofrontal, encargada de inhibir las reacciones agresivas. Pero en las pruebas en animales, los expertos vieron que en aquellos que habían sido expuestos a situaciones traumáticas, esa zona casi no funcionaba.
En cambio, la amígdala, vinculada a las reacciones emocionales y más impulsivas, se sobreactivaba. Luego, los expertos compararon sus resultados con escáneres de personas adultas con rasgos agresivos: ambas zonas cerebrales funcionaban igual que las de las ratas.
“No esperábamos encontrar este nivel de similitud”, dijo Carmen Sandi, líder del Laboratorio de Comportamiento Genético de la EPFL.
Sandi explicó a La Tercera que los resultados de su estudio “demuestran que la exposición al estrés durante los primeros años de vida conduce a un aumento de los comportamientos agresivos y también a alteraciones en la actividad cerebral”, y que esos cambios en este órgano “ya se ven en la adolescencia, según nuestros estudios en curso”, dice.
Huellas en el cerebro
Este trabajo no sólo es el primero en vincular biológicamente el trauma infantil con la conducta agresiva en la adultez. También es el primero en mostrar una programación epigenética a largo plazo.
Esto quiere decir que un factor medioambiental, como el estrés intenso en la niñez, es capaz de alterar genes y programar el cerebro de un individuo para predisponerlo a una mayor impulsividad en su etapa adulta.
Para probarlo, los expertos, además, analizaron qué pasaba con el gen llamado MAOA, asociado a la agresión patológica. “Lo que mostramos en nuestro estudio es que, independientemente de los antecedentes genéticos de un individuo, un trauma en la vida temprana puede por sí solo afectar los niveles de expresión de esta molécula en el cerebro”.
De hecho, las ratas sometidas a estrés vieron alterada la expresión del gen, el cual aumentó en la corteza prefrontal. Los investigadores probaron que un tratamiento farmacológico podría ayudar.
Se trata de un inhibidor del gen MAOA, en este caso un antidepresivo, que revirtió el aumento de la agresividad, por lo que el equipo explorará nuevos tratamientos para revertir los cambios físicos en el cerebro.
“Pese a eso, creemos que, de todas formas, cualquier tratamiento farmacológico dado a los seres humanos necesita ser combinado con una terapia cognitiva adecuada. En nuestra opinión, estos fármacos podrían ser capaces de abrir oportunidades para el aprendizaje y la plasticidad en el cerebro y, por lo tanto, volver a programar los comportamientos (y las funciones cerebrales) que fueron dañados por la exposición temprana al trauma”.
OTROS ESTUDIOS
Quince años menos de vida.
En 2010, la U. de Ohio estudió a personas con una edad promedio de 70 años con y sin antecedentes de trauma infantil. Quienes tuvieron una niñez más adversa mostraron peor salud y acortaron su vida entre siete y 15 años.
Tres veces más riesgo de derrame cerebral en la adultez tienen las personas que han vivido traumas en la niñez, reveló un estudio publicado en 2012, en Neurology. Aunque los expertos no saben la razón, creen que el estrés intenso afecta el desarrollo normal.
Más propensas a consumir alcohol y tabaco son las personas con infancias adversas, según dos estudios independientes publicados en 2012. Otro, en tanto, dice que también estas personas están más expuestas a sufrir depresión. 


IMPORTANTE: Si bien la nota es interesante,  no publica referencias.
Fuente: Cristina Espinoza 
http://www.latercera.com/noticia/tendencias