PSICOMOTRICIDAD Y ESCRITURA
INCIDENCIA
DE LA
PSICOMOTRICIDAD EN EL GRAFISMO
" El
acto de escribir no responde a un simple aprendizaje y menos todavía si éste es
entendido como un adiestramiento. Escribir exige unas capacidades motrices,
perceptivas, simbólicas y relacionales que van evolucionando conjuntamente con
el desarrollo psicomotor, es decir, con el desarrollo motor, afectivo e
intelectual del individuo.
El
trazo es el testimonio del diálogo que, a través del gesto, el sujeto va
estableciendo consigo mismo y con los demás a lo largo de su vida, contemplada
ésta como un proceso en constante evolución, en donde la interrelación con el
entorno físico y humano posibilita la instauración de una comunicación que, a
su vez, a modo de "feed-back", favorece la interacción con el medio.
Así,
en la dinámica de la escritura queda reflejada la dinámica comunicativa, ya que
se pone de manifiesto la realidad tónico-emocional del individuo, de modo que
la expresión gráfica se convierte en el equivalente de la expresión abstracta y
de la expresión corporal.
El desarrollo de la escritura revela el recorrido personal en la búsqueda de
una identidad individual y social, íntimamente relacionada con la elaboración
de la imagen corporal, en la que participan significativamente las experiencias
motrices vividas desde el nacimiento, las cuales permiten asimilar e integrar,
a través del movimiento, las coordenadas espaciales y temporales que requiere
la representación gráfica.
La
adquisición de la escritura en el niño puede plantearse desde una doble
perspectiva. Por una parte, se trata de una “praxis", con una finalidad
concreta, en la que es necesaria una coordinación motriz, una estructuración
espacio-temporal, una organización viso-manual, etc., es decir, en la que deben
ponerse en juego una serie de mecanismos perceptivos y motores que controlen y
faciliten, a la vez, una actividad convencional y codificada, con unas
exigencias sociales de velocidad y legibilidad, que dependen de la organización
del espacio gráfico, forma de las letras, su unión y estructuración, etc.
Por
otra parte, escribir también supone la asimilación previa de otro sistema de
comunicación simbólico, el verbal, ya que la escritura es la representación
gráfica del lenguaje, cuyo proceso evolutivo es paralelo al desarrollo
psicomotor en el niño.
No
cabe duda de que el aprendizaje de la escritura es de una especial complejidad,
ya que exige un nivel de desarrollo motor, afectivo e intelectual que hunde sus
raíces en las primeras relaciones tónicas del diálogo del recién nacido con la
figura materna. Será a partir de esas primeras experiencias del cuerpo, vivido
como una totalidad y cargado de todo un contenido emocional, de donde irán
emergiendo las diferentes funciones mentales.
En
suma, se trata de un aprendizaje en el que se hallan implicados tanto elementos
madurativos neurofisiológicos, como psicológicos, en definitiva, de la persona
en su totalidad psicofísica.
Desde
otro punto de vista, la escritura, además de constituirse en un instrumento a
disposición del lenguaje, también ofrece la posibilidad de poder observar a
través de los parámetros psicomotores y grafológicos, el desarrollo grafomotor
y de la personalidad. Dicho de otro modo, nos transmite el nivel y/o las
alteraciones respecto a las etapas precaligráfica, caligráfica y
postcaligráfica, así como mediante el trazado espontáneo se manifiestan los
factores que, a través del tono, el ritmo y la simbología espacial, evidencian
las características personales, las diferencias individuales, las emociones,
las motivaciones, la visión del mundo, etc., puesto que el gesto gráfico supone
una huella que registra, a modo de expresión externa, la realidad interna de la
persona.
Tanto
la enseñanza de la escritura como su utilización, en cuanto que instrumento de
análisis, o bien como base de reeducación o terapia, dada la pluralidad de
elementos que entran en acción, nos lleva a reflexionar sobre la necesidad de
una interdisciplinariedad, es decir, de una aproximación e intercambio de
información entre diversos profesionales, como grafólogos y psicomotricistas,
en una relación enriquecedora, tanto para la Psicología como para la Pedagogía, en
definitiva, para el conocimiento científico y para una profesionalidad que se
enfrenta, en el quehacer diario, a una realidad tan compleja como la del ser
humano."
Fuente: Dra. ESPERANZA
FONTA (Bol. 20 AGC 1998)